Este acto ha levantado un debate entre los que opinan que
los cristianos no deberían involucrarse con nada relacionado con las Fuerzas
Armadas y los que creen que ambas cosas son totalmente compatibles.
Protestante Digital ha hablado con personas que defienden
posturas opuestas acerca de este asunto.
BIBLIA
E HISTORIA
Durante el acto de oración por las Fuerzas Armadas, el
pastor y también capitán del Ejército de Tierra, José Manuel Carvajal, defendió
la “compatibilidad” de ser militar y ser cristiano basándose en varios pasajes
del Antiguo y del Nuevo Testamento, destacando “el respeto” con el que se trata
en el Nuevo Testamento a algunos centuriones romanos.
Recordaba el capitán cómo Jesús elogió la fe de uno de
ellos: “De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe”, dijo el
maestro, “sin ninguna mención a que éste debía dejar su oficio”, subrayó.
En respuesta a estas declaraciones, Dionisio Byler,
teólogo y escritor menonita y profesor de Biblia y griego en la Facultad de
Teología SEUT de El Escorial, afirmaba que“no recuerdo que haya ningún otro
ejemplo tampoco, de alguien a quien Jesús ordenara cambiar de profesión o medio
de vida. Pero tampoco a la 'mujer pecadora en la ciudad' que ungió llorando sus
pies, conmovida por sus muchos pecados perdonados. Su profesión tiene que
entenderse claramente como la prostitución. Sí, la fe de ella también es
alabada por Jesús. Y sin embargo eso no se suele esgrimir como argumento para
defender la prostitución como profesión perfectamente apta para mujeres
cristianas”.
El profesor además explica que los oficiales romanos
heredaban su posición, y lo hacían prestando un juramento sagrado al César, por
tanto, el abandono de las armas era aceptar un martirio prematuro. Por eso en
los primeros siglos la Iglesia Primitiva mantuvo “cierta flexibilidad”, donde
se aceptaba que los militares no renunciasen a su cargo sino que lo hiciesen
solamente cuando se encontraban ante la necesidad próxima de matar al prójimo.
“Lo que nunca se aceptó durante siglos, fue que un
cristiano que no era ya militar, aspirase a serlo. Un cristiano bautizado que
aceptaba las armas del César era excomulgado inmediatamente. Y al catecúmeno
que tan sólo expresase el deseo de hacerse militar, le era negado el bautismo”,
apunta el profesor.
LOS
EJÉRCITOS COMO INSTRUMENTOS DE DIOS
Durante el mensaje, el capitán y también pastor Carvajal
también afirmó que “llegará el tiempo cuando Jesús regrese y las espadas serán
convertidas en rejas de arado y las lanzas en hoces, tal como enseña el profeta
Isaías; pero mientras ese día llega, los ejércitos son, y deben ser,
instrumentos de Dios para disuasión, defensa y preservación de la paz”.
En contraposición, Byler apunta que “seguramente lo son.
Como instrumentos de Dios pueden ser también los terremotos, tsunamis,
tornados, huracanes, etc. Todos estos —y los ejércitos también, naturalmente—
son terriblemente devastadores, mortales y mortíferos, crueles y despiadados
para provocar sufrimiento y muerte humana a buenos y malos, justos y pecadores
por igual. Y todos, según cómo se vea, pueden o podrían considerarse
instrumentos de Dios”, pero en su opinión esto no justifica su existencia.
El profesor explica cómo la afirmación de Carvajal esté
seguramente basada en una larga tradición de interpretación de Romanos 13,1-7.
Byler afirma que en su opinión en estos versículos las
autoridades mencionadas se refieren siempre a personas ajenas al seno de la
comunidad cristiana, y cómo habría también que analizar el contexto inmediato
de los pasajes: “antes, en Romanos 12,17-21, Pablo deja clara cuál es la
conducta cristiana: la idea de devolver bien por mal es tan medular para
comprender el evangelio, que sin ella el evangelio sencillamente deja de
serlo”.
El profesor aplica el ejemplo de Jesús para explicarse:
“Fuimos todos nosotros, la raza humana, enemigos mortales de Jesús. Lo
rechazamos y lo sentenciamos a morir torturado en una cruz. Él no nos devolvió
mal por mal. Quien insiste, entonces, en esa dinámica diabólica de devolver mal
por mal, está rechazando aplicar a su propia vida —para beneficio del prójimo—
lo que Jesús ya aplicó a la vida suya para beneficio nuestro”.
DAR
LA VIDA POR EL PRÓJIMO
El capitán Carvajal expresó cómo el soldado cristiano
debe encarnar los valores del Evangelio y ser ejemplo de ellos, recordando las
palabras de Jesús: “no hay mayor amor que este, que uno ponga la vida por sus
amigos”.
Ante estas declaraciones, Dionisio Byler reconoce un gran
respeto aunque también una enorme carga de tristeza “por lo que parece un
sacrificio mal enfocado, pero no por ello menos inmenso, y no quisiera
–continúa- en ningún caso que eso se interprete como falta de respeto por la integridad
de los que se alistan a filas para defender a civiles inocentes”.
Sin embargo, explica que en su opinión la idea bíblica de
dar la vida por el prójimo no se refiere a la de morir matando o protegiendo en
batalla, sino más bien la de “morir por no matar como consecuencia de la
decisión de no defenderse violentamente, como hizo Jesús, murió él en lugar de
defenderse, en lugar de matarnos a los que lo matábamos”.
UN GUARDIA CIVIL CRISTIANO EN MISIÓN DE PAZ
“Ingresé en la Guardia Civil a la edad de diecisiete
años” cuenta este guardia civil, que por razones de seguridad ha preferido no
publicar su nombre.
“Durante todo este tiempo he tenido diferentes destinos,
incluyendo dos años en el País Vasco y en la actualidad me encuentro
comisionado en misión de paz, formando parte de la Brigada multinacional de
Naciones Unidas en el Líbano”.
Este guardia civil nos cuenta la historia de cómo conoció
a Dios en su oficio y su punto de vista sobre la compatibilidad de ser
cristiano y trabajar para el Cuerpo de Seguridad del Estado.
“Nací en un hogar católico, fui bautizado de niño. Yo no
era de los de ir a misa todos los domingos, pero no puedo decir que no tuviera
conocimiento de las cosas de Dios. Pero no fue, sino hasta la edad de
veintinueve años al recibir testimonio de un cristiano evangélico, -mi propio
hermano, el cual también es Guardia Civil-, cuando conocí al Señor como mi
salvador personal. A partir de ese momento pude decir como Job: ‘De oídas te
había oído; más ahora mis ojos te ven’. Después, fui discipulado por un hermano
en el Señor, de profesión Guardia Civil”.
En cuanto al hecho de portar armas expresa: “Tampoco ha
supuesto un problema para mí. El Apóstol Pablo decía de los Magistrados y de
las Autoridades: ‘porque no hay Autoridad sino de parte de Dios, y las que hay,
por Dios han sido establecidas’. Así que no se trata de la profesión, ni de
portar un arma, sino de la manera en que se administra justicia, sabiendo que
de toda injusticia habremos de dar cuenta delante de Dios, especialmente aquellos
que estamos en autoridad”.
El
guardia civil expresa cómo no sintió la necesidad de dejar su profesión al
convertirse: “Como cita el Apóstol Pablo: 'Cada uno en el estado en que fue
llamado, en él se quede'. De hecho, el ser cristiano me ha ayudado a ser, si
cabe, aún más justo y cordial en el trato con los ciudadanos. Nunca he leído en
las Escrituras ningún reproche hacia la profesión de policía o militar, sino
más bien alguna exhortación a ser honrado y justo”
Fuente:
CristianoalDía.com